Probablemente no muchas personas saben que los grandes en la industria de la distribución del cine apostaron solo risas y nada de fé en los inicios de Netflix. Y si, hace aproximadamente 20 años atrás los directivos de Blockbuster rechazaron rotundamente el proyecto presentado por Reed Hastings y Marc Randolph, dos empresarios estadounidenses. Por cosas de la vida, Reed Hastings llegó al mundo de la programación y softwares, quien luego de trabajar en diferentes empresas decidió crear su propia compañía: “Purse Software”. En 1997, luego de afiliarse a la Startup Atria, conoció a su futuro socio y compañero de éxitos: Marc Randolph. Tras importantes cambios en sus trabajos, los dos compañeros comenzaron a discutir diferentes ideas, tendencias y oportunidades de negocio. Y así fue como dieron con la oportunidad ganadora: los DVDs.
Luego de distintas pruebas se pusieron manos a la obra y materializaron su idea en Netflix, pero no como la conocemos hoy. En ese entonces era una plataforma para rentar DVDs. El éxito empezó a crecer y su catálogo de películas también. Pasaron de la renta al servicio de suscripción. Para el 2000 la empresa ya había despegado y comenzaba a cerrar tratos comerciales con compañías como Toshiba y Sony, pero quienes no quisieron saber de ellos fueron los ejecutivos de Blockbuster. Finalmente la historia se cuenta sola. Con el paso de los años, las mejoras en el servicio fueron en aumento y actualmente son las que posicionan a Netflix como una de las empresas más grandes en la industria del entretenimiento, con 180 millones de suscriptores alrededor de todo el mundo, valorada en el mercado en más de $187 mil millones de dólares y con producciones audiovisuales propias.
