Aguas cristalinas, cálidas, tranquilas y color turquesa ¿el paraíso o no? Así comenzó el sueño de Fernando Fischman, científico y empresario chileno radicado en Estados Unidos, quien construyó su propio resort, pero no en el Caribe. Fue en el litoral central del país, donde el empresario hizo andar su laboratorio y marca: Crystal Lagoons, a finales de 1980. En aquella época, Fischman compró un gran terreno en la zona norte de Algarrobo, donde construyó 400 departamentos de lujo a la orilla del mar. Sin embargo, su éxito no fue por los departamentos, sino más bien por las ocho hectáreas de agua cristalina y de color turquesa, perfectas para nadar y practicar deportes náuticos.
El proyecto de las lagunas artificiales que comenzó en San Alfonso del Mar, fue el inicio de una carrera ascendente para el empresario y científico, dedicado a la elaboración de proyectos con bajo impacto medio ambiental; es más, el éxito de sus lagunas -que han sido desarrolladas en distintos países del mundo, incluyendo Estados Unidos y Medio Oriente- se debe, en parte, a la tecnología que permite mantener grandes volúmenes de agua con un costo muy bajo de mantención ¡toda una hazaña de Fischman! Pero esto lo logró luego de varios rechazos por parte de empresas que pensaban que la tecnología que se requería para el proyecto no existía y era imposible desarrollar. Sin embargo, el científico y ganador de dos Récord Guinness demostró lo contrario, montó su propio laboratorio y hoy Crystal Lagoons cuenta con oficinas en los cinco continentes y más de 10 premios por innovación.
